Se me ocurrió comparar la vida con un tiovivo. El tiovivo da
vueltas, gira sin parar. Las personas que montan en él se lo pasan
fantásticamente, aferrados con una gran fuerza al caballo o de cualquier otro
animal al que estén montados. Son felices siguiendo el curso, siguiendo a la
gente que tienen delante ya que es lo
único que pueden hacer. O ellos lo piensan. Porque la primera vez que subieron
a tiovivo les dijeron que no sacaran brazos ni piernas, que permanecieran
quietos.
Que permanecieran quietos bajo su control, ya que las personas
encargadas del tiovivo pueden hacer que se detenga o siga andando. Pero a pesar
de las reglas establecidas por unos pocos, hay otro tipo de personas. También son pocas pero las hay. Son esas
sacan una mano del agarre del caballo. Son esas que se arriesgan a ponerse de
pie por primera vez en movimiento. Son esas que hablan con la persona opuesta a
ellos. Aquellas personas son las que se
atreven a saltar fuera del tiovivo, descubriendo así que el gran mundo en el
que ellos habían crecido solamente era un diminuto pedazo de todo lo que les
esperaba.
Vero.
¿Cómo te ha parecido?
¿Con quién puedes comparar los encargados del tiovivo?
¿Cómo puedes saltar fuera de tu tiovivo?
2 Comentarios
Perfecto.
ResponderEliminarA este mundo cuadriculado que nos muestran.
Rompiendo el círculo.
Toda la razón! Me alegro de que te haya gustado!
EliminarComenta algo bonito :)